sábado, mayo 13, 2006

¡Cuando te lo cuente, Fontanarrosa!

He aquí una muy buena, pero qué digo buena... ¡EXCELENTE ENTREVISTA! El personaje, uno de los mayores y mejores humoristas, dibujantes y escritores argentinos.






"Nosotros no somos tenistas, que a los veinticuatro años ya no pueden jugar... El viejo (Alberto) Breccia dibujó hasta tres días antes de morirse. Yo he perdido fuerza del brazo derecho, entonces, ya te entran... Estoy tratando de poner la mejor buena voluntad y el mejor optimismo, y decirme que la vamos a pilotear. 'Vamo' arriba', como dicen los uruguayos: 'Vamo arriba la celeste'". Fontanarrosa


R O B E R T O
F O N T A N A R R O S A:
El hombre que se ríe de lo pomposo


El dibujante y narrador celebra que su circulación en los medios masivos le sirva para vender más libros, como su novísimo tomo de cuentos "El rey de la milonga". En estos relatos reaparecen sus típicos cruces entre el mundo popular y la cultura, su mirada sobre el hombre gris enfrentado a situaciones que lo superan, su desopilante sociología sobre los sectores medios bajos donde a su criterio se juega todo: "celos, ambiciones, quiero y no puedo".


Escrito por: VICENTE MULEIRO

Estoy nada menos que con Roberto Fontanarrosa. ¡Cuando se lo cuente a los muchachos! Hay un cuento suyo "Cuando se lo cuente a los muchachos" que habla de ese criterio: más que vivir las cosas lo importante es contarlas. Hay un chiste que dice que en este país hay eyaculación precoz porque los hombres consuman rápido para ir a contárselo a los amigos.

"Y está aquel otro —dice él—: un tipo cae en una isla con una mina despampanante, y después de unos días con la mina, le pide que por favor se disfrace de tipo. Entonces, cuando está disfrazada de hombre, se acerca y le dice: ''Vos no sabés la mina que me estoy cogiendo''. Lo que quería era contarlo, ¿no?"

- —Bueno, es una pasión nacional y masculina. Focalizás mucho en eso. ¿Se transforma en una concepción literaria?-
—Puede ser. Son tantas las motivaciones que puede generar un cuento... Una vez Cipe Lincovsky me hablaba de sus actuaciones en países extraños. Ella pensaba que todo lo que hacía era para volver y contárselo a la madre. Contárselo al círculo íntimo. Y bueno, es un poco el caso este. Hay veces que uno se encuentra en lugares muy particulares, o exóticos, y parte del disfrute es eso: "Uy, mirá cuando se lo cuente a los muchachos" Compartirlo con la gente habitual. Volver a la casa o al barrio a contar eso tan particular que se ha vivido.

- —Y a veces pareciera que se estuviera jugando un eterno truco: "Ahora vuelvo con el as de espada y los mato".-
— Es lo que ocurre cuando vas a contar un buen chiste. Saber que por un minuto o dos minutos vas a ser el centro de atención. Lo mismo que tener una gran anécdota. Es esa atención que se pone sobre el narrador. Hay un regodeo en eso, una satisfacción. Estimo que debe ser universal. Y en la tradición de tertulia nuestra, de los bares, de los cafés, del grupo de amigos, tener algo importante para contar te hace por un ratito el rey de la milonga...

Completa en la original: Diario CLARÍN (Argentina)

4 comentarios:

Anónimo dijo...

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Anónimo dijo...

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Tirolibre dijo...

Thank you my dear friend.

Anónimo dijo...

Nos vemos a la vuelta Negro! Ahora no puedo entrar a hacer un post en tu homenaje. Aunque sé que hay miles de miles en la blogosfera, igual el sentimiento es grande, y las palabras quedan cortas.

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