Siete maravillas mayas
Por Gustavo Montenegro y Sebastién Perrot-Minnot
En el siglo 2 antes de Cristo, Antípater de Sidon estableció una lista de siete maravillas, deslumbrantes manifestaciones del ingenio humano en el mundo conocido en ese entonces: Europa, África del Norte y Asia. De ellas, sólo sobreviven las Pirámides de Giza.
De haber conocido América, Antípater seguramente habría incluido en su lista algunas obras precolombinas. Ahora bien, ante la pregunta de ¿cuáles podrían ser las siete maravillas de la Guatemala prehispánica?, cabe decir que toda selección implica un esfuerzo, pero invita al diálogo y a la valoración. Nuestra lista toma en cuenta la calidad artística, el desafío técnico y el grado de conservación, así como la calidad de la restauración. Al final se incluyen cuatro monumentos de las llamadas “Tierras Bajas” (Petén e Izabal), dos de las “Tierras Altas” y uno de la costa sur. Cuál otra incluir y cuál quitar, es una invitación para el lector.
Juego de pelota B-1, Mixco Viejo
También conocido como Jilotepeque Viejo, Mixco Viejo fue la capital de los kaqchikeles chajoma, en el Postclásico Tardío (1200-1524 d.C). Este campo de juego de pelota es uno de los dos que posee Mixco Viejo y es de los más grandes de los cuales se tenga conocimiento en Guatemala.
Templo IV, Tikal
Es el edificio más alto, con 66 metros, lo cual representa unos 191 mil metros cúbicos de piedra. Fue construido durante el reino de Yik’in Chan K’awiil, quien murió en 766 d.C.
Tigre, El Baúl
Una de las obras maestras del arte prehispánico de Guatemala es la imponente escultura en bulto, de 1.65 de altura (1.93 m con su “espiga” vertical, que estaba enterrada, para estabilizar la pieza). El monumento de piedra ígnea muy dura fue hallado hace más de 80 años en la Acrópolis de El Baúl, centro que forma parte de la gran zona arqueológica de Cotzumalguapa, que se desarrolló en el Clásico Tardío (600-900 d.C.).
Completo: Prensa Libre
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