martes, noviembre 14, 2006

Niños, muy lejos de la libertad

No eligieron crecer encerrados. Sin embargo, esa es la realidad de 156 menores de tres años en España. Viven junto a sus madres, que por una razón u otra cumplen sentencia. ¿Separarlos y dejar que crezcan como la mayoría de los infantes? Es una pregunta difícil de contestar. A continuación comparto un reportaje muy bueno y completo, que no solo ha llegado a la médula de su autora: Raquel Quílez


LOS NIÑOS DE LA CÁRCEL



RAQUEL QUÍLEZ (elmundo.es)

MADRID.- Pablo* tiene un año y medio y unos ojos grises enormes. Mira serio a María, que intenta sin éxito hacerle sonreír. Permanece impasible a las carantoñas. No tuerce el gesto. Ni para reír ni para llorar. Su vida transcurre entre los muros de la cárcel de Aranjuez, donde vive junto a su madre presa. Parece más adulto que la mayoría de los adultos que le rodean.

La mirada de Alba también inquieta. No conoce otra vida que la que hay en prisión. Tiene un año y medio y ha nacido dentro. Hasta hace unos meses compartía celda con su hermana Jessica. Ahora ella está fuera porque ha sobrepasado el límite de tres años que fija la ley para que los niños permanezcan junto a sus progenitoras. Tras su tercer cumpleaños, Jessica salió del centro penitenciario para seguir creciendo en un centro de acogida.

En algunos casos existen familiares 'naturales' que se hagan cargo de estos niños que comienzan a vivir en la cárcel. Pero son excepciones, la mayoría termina en el seno de familias de acogida.

Pablo, Alba y Jessica son tres de los 156 menores que viven actualmente en centros penitenciarios españoles. Sus madres deben cumplir condena y han elegido que ellos les acompañen. Algunos han nacido en libertad; otros, dentro del centro porque dio la casualidad de que la interna estaba embarazada cuando ingresó. En ocasiones el destino ha sido forzado. Las madres presas tienen condiciones más suaves que las que cumplen condena en los módulos comunes, por lo que es habitual que aprovechen los 'vis a vis' para concebir hijos.

"¿Qué es más cruel, qué crezcan dentro de la cárcel o que lo hagan fuera pero sin sus madres?", se pregunta Daniel de la Rosa, coordinador de la ONG Horizontes sin Fronteras, que cada fin de semana acude a las cárceles españolas para sacarles a que disfruten de unas horas de aire libre. Lleva seis años trabajando con ellos y sus madres en el penal de Aranjuez. Conoce bien cuál es el precio de comenzar a desarrollarse bajo la limitación del espacio.

En Aranjuez viven actualmente unos 20 menores de tres años. Algunos están en el módulo F1, el único de toda España destinado a familias, junto a su padre y su madre. Otros carecen de figura paterna y viven sólo con sus madres en el F2. Su día a día es bien distinto del de la mayoría de los niños de su edad.

Once de ellos, los más afortunados, han conseguido plaza en una de las guarderías públicas de la Comunidad de Madrid y abandonan cada día la cárcel para ir a clase. El resto tiene que conformarse con el centro infantil de la prisión. Gloria Bernal, responsable de la ONG, explica que los más pequeños permanecen en el centro mientras que los que tienen de dos a tres años salen a la guardería. Pero no todos, "algunas madres no quieren que vayan".

COMPLETO: El Mundo (España)

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